lunes, 10 de octubre de 2011

IV.

Cuando abrió los ojos, todo habia cambiado. Era luz de mediodía, y se proyectaba de forma tenue sobre los campos. Donde antes habia habido edificios, parques, asfalto y gente, ahora, un halo verde lo envolvía todo.  Entornó los ojos para ver y forjarse una mejor idea sobre el paisaje de su alrrededor. Su primer vistazo no le había traicionado, aquel paraje parecía haber salido de un cuento para niños. Había ido muchas veces al pueblo de los tíos, pero desde lo que había pasado, siempre habían venido ellos, así que no tenia una idea clara de lo que era volver al pueblo.
Avanzaban por una sinuosa carretera que ascendía poco a poco por un pequeño cerro. A ambos lados del camino, el trigo y las malas hierbas crecían a su antojo, lo que le daba un aspecto de desaliño a propósito.  Julia bajó la ventana para poder aspirar el olor de aquellos campos, y , al tiempo que lo hacía, cerró los ojos. La esencia de la naturaleza, en una convivencia pacífica con la civilización, la golpeó de lleno, y tuvo la sensación de que nada , absolutamente nada, volvería a ser cómo antes.

miércoles, 5 de octubre de 2011

III.

It's time to do it now and do it loud "
Iba sentada en la parte trasera del monovolumen, mientras el sol le acariciaba quedamente la piel. Llevaba los cascos, y escuchaba una canción de My Chemical Romance. En parte para no pensar, en parte para evadirse, ya que su hermana llevaba preguntando desde que se habian montado en el coche cómo iba a ser vivir en un nuevo lugar. " Qué pesada " , pensó con una sonrisa, pero se percató de que si las circustancias fueran otras ella también estaría bombardeando a Raquel a preguntas.
Como si de una película se tratara, la ciudad en la cual había vivido toda su vida desaparecía al compás del viento. Los altos pisos, los jardines, las calles, eran dejadas atrás con rapidez. Julia no sintió ante esta escena ni un mísero ápice de tristeza. Era como si contemplara la escena desde fuera, de forma totalmente apersonal.
Con cuidado, se quitó los cascos y se dirigió a su madre para preguntarle cuanto faltaba para llegar. Raquel, sorprendida y aliviada porque su hija no siguiera encerrada en el mundo de la música, ajena a todo y a todos, levantó la vista de la carretera.
- Pues la verdad esque no lo sé.. tu padre siempre conduce cuando vamos al pueblo de los tíos - admitió con una sonrisa avergonzada.
Pero calculo que no mucho, ya que papá y Julián ya han llegado, supongo que unas 4 horas más..
- Entonces, voy a ver si duermo un poco, ¿ vale ? Que con este sol ...
Raquel sabía de sobra que no iba a dormir, si no que iba a entregarse de nuevo a los confines de su mente, pero no dijo nada, y asintió con la cabeza.
Ella se recostó con suavidad contra el asiento, y se recogió el largo pelo ondulado en un moño, para que no le molestara. Trasteó el MP3 hasta encontrar la lista de reproducción de Vetusta Morla, giró la cabeza hacia el lado del sol, y cerró los ojos, sumergiéndose en sus pensamientos.