Aunque me hubiera repetido mil veces a mi misma que no merecía la pena ni pensarlo, la cuestión seguida clavada en mi cabeza, como una espiga a merced del viento. Definitivamente, a mí me pasaba algo. NO era caer una. Ni dos. Ya ibamos por tres, y los tiempos venideros no prometían nada bueno. Hoy tomaría la última, para remontarme otros dias a aguas pasadas.
Supongo que de ver a ellas dos, felices, porque no hay nada más saludable que el amor ( ...o eso dicen ) iba a resultar cierta la teoría de V. No era envidia, nada de eso, sino una misera esperanza de vislumbrar ese sentimiento. Inútil. Inútil, inútil... repetía la misma voz en mi cabeza. ¿ Cómo habia sido tan tonta incluso de pensarlo ? J aparentaba fortaleza, seguridad, pero la poseia a pares como si de un yorkshire enano se tratara. Era, además, infantil, sin fuerza de voluntad ( aunque yo no podría ponerme como ejemplo de todos estos defectos que le achacaba) , pero aún asi era capaz de pillarse, y de ser cariñoso. Supongo que yo no le dí nunca la oportunidad. Aún asi, seguía pensandolo. Lo mio era tomar decisiones primero y pensarlas después. ¡ Viva !
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